Álvaro de Luna (Se abre en ventana nueva)"Gran reserva", "Herederos" y "Luna, el misterio de Calenda" son algunas de las series en las que hemos visto recientemente a Álvaro de Luna, un veterano actor, muy querido y respetado por el público. La gente mayor de 40 años aún lo recuerda en el papel de "El Algarrobo", que interpretó en "Curro Jiménez" o como el marido de Lourdes en "Farmacia de Guardia". Pero en enero este gran profesional del arte escénico actuará para Pozuelo de Alarcón con el papel de Rafael en la obra teatral "El hijo de la novia" para hacernos vivir el teatro en estado puro. Conozcamos DE CERCA a este gran artista.
 
Empezó a estudiar medicina cuando descubrió que su vocación era ser de actor. ¿Cómo planteó en casa este cambio y cómo reaccionaron sus padres?

Hace muchos años y es ya complicado recordar. La verdad que dejé la medicina porque era muy mal estudiante. Por aquel entonces, en donde se estilaba lo de la clase social, tener un hijo universitario era importante y fue visto con miedo. Aunque ahora creo que no me equivoqué al realizar este cambio, los entiendo porque lo que querían era velar por mi porvenir.

¿Tal vez por aquel entonces la profesión de artista no estaba tan bien vista?

Ni por aquel entonces ni ahora. Entonces la dificultad era más económica y la fama que se adjudicaba a los actores, injustamente, era de poco trabajadores. Aunque, ahora, todavía hay algunos sectores de la sociedad que lo siguen pensando. Y no es así porque cuando tienes amor al trabajo que has elegido, como es mi caso, implica mucha seriedad y horas de dedicación, de formación y de respeto al espectador y a quien te contrata. La profesión de actor supone la misma responsabilidad que la de un abogado, un médico, un conductor de autobús o un técnico que arregle electrodomésticos.

¿Cómo es la profesión de actor?

Muy envolvente porque exige muchas horas de dedicación pero también nos permite desarrollar nuestra parte creativa porque es muy imaginativa. Es una profesión muy vocacional. Los papeles están escritos y los actores tenemos que poner nuestro sudor, nuestra mirada, nuestra alegría... tenemos que buscar en nuestro interior para trasladar al personaje aquello que no está escrito. Recuerdo cuando viví en Italia que conocí a Pietro Germi, uno de los mejores directores y actores que ha habido, y estando con él entró una persona de producción y dijo que necesitaban un artista alto y fuerte. Y él, se le quedó mirando y le dijo que sólo necesitaba un actor y que luego, entre él y el profesional ya crearían el personaje. Y de esto aprendí mucho porque era muy joven.

Pero sin embargo ahora el físico es muy importante... ¿Tal vez más de lo necesario?

La verdad que tener un buen físico ayuda al actor y al director porque éste último puede prever desde el primer momento cómo es el personaje desde que el profesional entra por la puerta. Aunque los grandes directores, y en España hay muchos, tienen la gran capacidad para ver que el actor y el papel no tienen nada que ver hasta que el primero empieza a interpretarlo. De hecho, hay actores que sorprenden hasta a los escritores de los guiones, cuando desarrollan los papeles en escena.

Álvaro de Luna (Se abre en ventana nueva)La gente mayor de 40 años le recuerda por su papel de "El Algarrobo" en "Curro Jiménez". Otros le recordamos por su papel como marido de Lourdes en "Farmacia de Guardia" pero son muchos los papeles que ha interpretado. ¿Considera que le ha tratado bien la profesión?

Soy un actor que creo que ha tenido bastante suerte porque no correspondía el físico que yo tenía con mi edad; puesto que ya era calvo siendo muy joven. De hecho, al principio llevé muchas veces peluquín. Y tampoco destacaba por una relativa corpulencia. Tal vez por eso me daban papeles violentos que no tenía nada que ver con lo que yo sentía o quería hacer. Pero después de 50 años trabajando, sólo puedo realizar un balance muy positivo porque, en primer lugar, he vivido de la profesión que elegí y me ha dado muchas satisfacciones pero sobre todo porque he conocido a gente que en otras profesiones sería difícil. Me he topado con personas con mucha libertad de pensamiento, con mucha imaginación, preocupada por llevar emociones a los demás... y sin duda, aquí me refiero a todos mis compañeros de profesión.

¿Le habría gustado interpretar algún papel que todavía no haya hecho?

Podría interpretar grandes papeles como está haciendo ahora Juan Diego Boto con Carlos III pero a mí lo que siempre me ha gustado es interpretar al hombre de la calle, aquel que tiene problemas, ilusiones, satisfacciones... Cada vez que me pasa una década en mi vida, que ya han sido muchas, me gusta llevar al espectador las emociones de un hombre que vive el momento. En mi pensamiento no está interpretar las biografías de los grandes hombres sino la realidad del momento.

"El hijo de la novia" fue una exitosa película argentina (2001), candidata al Óscar a la mejor película de habla no inglesa. En ella está basada la obra teatral con la que actuará en el MIRA Teatro el 24 de enero. ¿Por qué no debemos faltar a esta cita?

Estamos recorriendo España con ella y ahora toca subirse a las tablas del MIRA. Y me está dando muchas satisfacciones porque la gente se me acerca y me dice que se lo ha pasado muy bien porque se ha reído y ha llorado. Es una función agradable en la que, la directora ha sabido romper con los momentos más dramáticos en los que se trata esa tremenda enfermedad como es el Alzheimer y mezclarlos con la ironía, la nostalgia y la añoranza de cuando eras joven. Y también se trata el tema del amor. Y todo ello hecho con mucho trabajo en equipo y conjunción en la puesta en escena porque lo difícil es juntar ambas cosas: la risa y el llanto, y que funcionen. Y en esta obra, la dirección lo ha conseguido.

Comparte escenario también con otros grandes actores: Juanjo Artero, Tina Sainz, etc... ¿Cómo es trabajar con ellos?

Lo que a veces resulta difícil es conectar con las jóvenes generaciones como sería el caso de Juanjo Artero. Sin embargo, me sorprende mucho la alta preparación que tienen los actores de ahora y que, tal vez, no tuvimos nosotros. Además, tienen una gran ilusión y realizan un gran esfuerzo por salir adelante y eso te ayuda a ver que para ellos esta profesión no es una frivolidad ni una cuestión de hacerse rico. Veo mucho trabajo en la gente joven y esto me congratula. Son un ejemplo de cómo el actor nace y se hace con mucho trabajo y constancia.

Temas como la crisis económica o de valores se reflejan en la obra a través de Rafael, el papel que desempeña usted, hasta que decide coger el timón de su vida. ¿Cree que estamos viviendo una profunda crisis de valores?

El propio protagonista lo dice, que ha estado tan sumergido en los problemas de su día a día para sobrevivir que se olvidó de lo más importante que es vivir. Una sonrisa, una lágrima, la elección de la persona para amarla... es tan importante como tener dinero, aunque está claro que sin lo segundo lo demás se deteriora. Sobre todo, no debemos olvidar que es necesario vivir con el alma, con la solidaridad y disfrutar de cada momento de nuestro día a día.

Regresa a Pozuelo, pues hace unos meses estuvo aquí para participar en la presentación de la programación del MIRA Teatro. ¿Qué le pareció?

Efectivamente estuve ahí junto con el gran cantaor, José Mercé y me lo pasé muy bien. Nos reímos mucho. Estuve también con la alcaldesa y la felicité por la calidad de la programación que se ponía en marcha y por acordarse en ella del teatro porque este arte es parte de nuestra historia. Y además, nos ayuda a entendernos porque se cuenta muchas veces cómo somos. No en todos los sitios se acuerdan del teatro en sus programaciones.

¿Conoce Pozuelo?

Claro que sí porque en este municipio vivía uno de mis actores preferidos, José María Rodero. Y le visitaba mucho porque era muy manitas y hacía cosas de madera en un garaje con una sierra que se había instalado. Y allí, hacía armarios... porque le venía muy bien para desconectar de la profesión.

Por último, ¿Cuál ha sido el mejor papel que ha hecho Álvaro de Luna en la vida?

He tenido mucha suerte. Vivo desde hace muchos años con mi mujer. Hemos vivido grandes experiencias, satisfacciones, preocupaciones... Y lo más importante es que hemos formado una familia maravillosa. Sin duda, esto es lo más importante en la vida. Por eso, deseo a los lectores para este año nuevo mucho amor, pero sobre todo, mucha solidaridad.