Dejó el juego tras una lesión importante. ¿Cómo es el éxito en el deporte? ¿Y el fracaso?
Creo que aprender a gestionar el fracaso es más difícil en el mundo de la empresa que en el del deporte porque en el mundo deportivo, sí o sí tienes que saber gestionarlo porque pierdes un partido hoy y tienes otro mañana, pierdes una final hoy pero no puedes perder la de mañana. El fracaso de haber perdido un partido no puede influir en la próxima cita deportiva porque si no, no servirías para el deporte de élite. Los deportistas profesionales aprendemos a gestionar el fracaso. Y por eso creo que tenemos mucho que aportar al mundo empresarial.

Ha sabido conjugar su etapa de deportista profesional con la formación universitaria. ¿La disciplina del baloncesto permite alcanzar los objetivos que uno se propone en la vida?
Una de las mejores experiencias que nos llevamos los deportistas a otros ámbitos de la vida, como el laboral son todos esos valores que sólo se encuentran en el deporte: la capacidad de sacrificio, respetar las jerarquías: a tus entrenadores, a tus compañeros, trabajo en equipo, la capacidad de superar una crisis… en definitiva, si tú fallas, el equipo falla y es uno de los mejores valores que aprendemos. 

Digamos que ha sabido gestionar el éxito…
Hay una cosa que no se puede olvidar, nosotros pasamos de una vida placentera y cómoda, en donde sólo nos dedicamos a jugar y el resto nos lo dan hecho a otra en donde hay que utilizar el cerebro. Pasamos de ser una celebridad a una “cerebridad”. Por eso es importante la formación para complementarla con la experiencia y los valores aprendidos y poder ser, lo que soy ahora, un empresario del deporte. 

De hecho tiene su propia escuela de baloncesto, que lleva su nombre "Fran Murcia". ¿Cómo está siendo esta experiencia?
Esta Escuela de Baloncesto se centra fundamentalmente en las personas con discapacidad porque por la experiencia vi que había una necesidad en este ámbito y que aquí el baloncesto podía aportar mucho. Ahora mismo tengo tres proyectos en marcha: uno con personas con discapacidad intelectual en Salamanca y otros dos, uno en Las Rozas y otro aquí, en Pozuelo de Alarcón, con personas autistas. Tengo un equipo de trabajo estupendo, unos monitores implicados, un coordinador que es un crack pero lógicamente, me desplazo y superviso yo los tres proyectos. 

Destaca entre los objetivos de este proyecto el fomento del compañerismo, respeto… ¿Cómo están evolucionando sus alumnos?
El baloncesto es un deporte que abarca todo el cuerpo y requiere la coordinación corporal para conseguir algo tan sencillo con un bote o un tiro. Y esto que es algo fácil de conseguir para nosotros, es una meta para una persona con discapacidad. Por eso, trabajamos para que estos niños y adultos desarrollen las máximas capacidades posibles porque les ayuda a tener una vida más sana. También trabajamos psicomotricidad, integración, adaptación, disciplina… Casi todos los niños han evolucionado mucho desde que están en la escuela. No les imponemos la disciplina sino que les motivamos a jugar hablando con ellos. Educamos motivando.
 

¿En qué teoría basa su proyecto?
En el día a día, en la evolución de los niños, en corregir aquello que hago mal y acentuar aquello otro que evidencia resultados. Soy autodidacta. Es una suerte poder impartir proyectos como éstos y contar con el apoyo de fundaciones como Orange o de Ayuntamientos como el de Pozuelo de Alarcón. Y en cuanto a los padres, tenemos las dos reacciones. Aquellos que están muy agradecidos con la labor que estamos haciendo con sus hijos y otros que no se implican porque creo que no acaban de asumir o aceptar el trastorno que tiene el niño. Ahora que los tres proyectos que tengo que en marcha van bien, tengo en previsión abrir otra Escuela en Zaragoza.

Cuenta con el apoyo de la Fundación Orange y del Ayuntamiento de Pozuelo, que cede las pistas de El Torreón. ¿Cómo valora este apoyo?
Es fundamental que haya una Fundación como Orange que patrocine un proyecto así y es fundamental que haya un Ayuntamiento como el de Pozuelo que nos cedan estas instalaciones para entrenar. Si no, sería imposible. Hay tres patas en este proyecto: la fundación Orange, el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón y yo.

¿Qué recomendaría a esos jóvenes que les gustaría ser deportistas de élite?
No hay nada parecido a la práctica del deporte para adquirir esos valores que luego te ayudan tanto en la vida. Para aquellos jóvenes que estén dudando en si dedicarse al deporte o estudiar les voy a contar mi experiencia. Yo me dediqué al deporte profesional muchos años, entrenando cuatro y cinco veces al día, y esto no me permitió estudiar. Pero cuando terminé de ser jugador me formé y estudié. Carreras como la de deportista, modelo, etc… que son muy placenteras y económicamente muy rentables terminan pronto. Por eso, hay que pensar en que tenemos la suerte de terminar pronto y de que se nos abre una vida por delante en la que podemos permitirnos el lujo de formarnos y luego trabajar.

En Pozuelo cerca de 24.000 usuarios utilizan las cinco instalaciones municipales deportivas, hay 25 clubes, 15 escuelas deportivas... ¿Hay que apostar fuerte por el deporte de base?
Totalmente. Invertir en deporte es invertir en salud, en calidad de vida, tendremos menos ansiedad, menos depresiones, menos enfermedades y ahorraríamos mucho en sanidad. Además, Pozuelo cuenta con uno de los Clubes de Baloncesto más grandes de España.

Por último, ¿le gusta Pozuelo de Alarcón? ¿Qué destacaría de este municipio?
La situación, el nivel de vida, el nivel educativo de la gente que vive aquí. Para mí, Pozuelo es uno de los mejores municipios para vivir, junto con Majadahonda y Las Rozas. Yo no me muevo de aquí. Hago toda mi vida aquí porque hay de todo.