Laura González Cea (Se abre en ventana nueva)Laura es una de las personas que si pide algo son "más horas al día" y en verdad es porque desde que se levanta no para. No sólo es profesora de baile sino también comparte esta profesión con otras tareas administrativas y también con clases particulares de inglés. Toda una docente porque lo suyo es "vocación por la enseñanza". Su didáctica, tanto en el inglés como en el baile está basada en la diversión, y en que "cada uno conozca sus posibilidades".

Su amor a las personas es una constante en su manera de ser y eso lo transmite mediante el tango, el swing y el baile español. Sólo hay que verla. Administrar el tiempo es una de sus grandes cualidades y esto además de formar parte de su carácter es porque "el baile es una actividad de disciplina y de sacrificio y requiere de tiempo".

Con 12 años y con la oposición de su padre, que quizás por su ceguera no pueda contemplar la felicidad de su hija al ritmo de la música, empezó a bailar, y con sólo 17 ya era profesora en el Patronato Municipal de Cultura de Pozuelo. Después fue por libre y montó su propia academia, pero por circunstancias de la vida tuvo que tomarse un tiempo de descanso porque "en esta profesión entregas mucha energía y necesitas reponerte y centrarte más en tí misma".

Distintos escenarios de la península e incluso de Canarias han podido soportar la fuerza de su taconeo y la elegancia en sus movimientos, unas veces de forma individual y otras al brazo de la que fuera su pareja artística posteriormente, sentimental.

"Muy positiva, alegre y luchadora", inculca en sus clases, tanto a hombres como a mujeres, el valor por las pequeñas cosas, pero sobre todo lo que pretende es "que se diviertan, que dejen atrás sus problemas, más que aprendan a controlar la técnica de los pasos".

Y por su trabajo bien hecho se siente "satisfecha porque creo que ayudo a la gente a sentirse bien". Bailar no tiene edad, lo recomienda a todos "ya no sólo por el ejercicio físico sino porque ahí pierdes miedos, conoces gente y sobre todo porque se te ilumina el alma".

Laura no mira hacia atrás, "porque los momentos son renglones de un libro entero" y para seguir escribiendo va a intentar que sea en la línea del baile "porque no lo puedo dejar, me permite evolucionar, hace crecer mi espiritualidad".

Si algo le queda pendiente "son muchas cosas", por ejemplo, viajar, que es otra de sus grandes pasiones, y aunque cueste creerlo, va a sacar tiempo para visitar Egipto. Y mientras, en su casa de Pozuelo, aprovecha la tranquilidad de la noche para "escribirle un poema a mi madre, cartas a mis amigos o repasar las citas de Tao". Así Laura, exprime el día, rodeada de gente a la que alimenta de alegría, sea en la oficina, en el aula o por carta y por lo que ella logra sentirse tan feliz.