Alicia Pérez (Se abre en ventana nueva)Hoy parece estar un poco agotada. No es para menos, acaba de pasar toda la noche de guardia, que en el mejor de los casos, se podría decir que es lo peor de su trabajo y más cuando una es madre. Tras su paso por la Universidad para cursar estudios de Magisterio y posteriormente trabajar como administrativa en una empresa, a los 23 años decidió cambiar de ámbito profesional.

Quizás motivada por lo que siempre vio en casa (su padre era Policía Municipal en Madrid) y fundamentalmente por vocación, quiso formarse para ser agente. Reconoce que al principio esta era una profesión "propia de los hombres y sorprendía ver a una mujer con este uniforme". Con el tiempo esta sensación ha disminuido porque afortunadamente la mujer ha evolucionado y ha podido alcanzar, incluso, puestos de mando".

Este es su caso, ya que de agente logró pasar a Cabo, cargo que ha ocupado durante 14 años, y este año ha logrado ser, tras mucho esfuerzo, la primera y única mujer Sargento de Pozuelo. Compaginar su profesión con su vida personal también ha sido una labor ardua ya que trabajar por turnos implica una mayor organización pero eso se lo ha facilitado mucho su marido que "también es policía y colabora en todo lo que se refiere a la organización de la casa". En el trabajo son más de ochenta agentes los que tiene bajo su responsabilidad y ante quienes se muestra tal y como es "cercana y accesible" aunque bien es verdad que hay que "saber establecer el límite para controlar las distintas situaciones".

Durante estos 19 años ha tenido todo tipo de experiencias, "unas por suerte muy graciosas y otras no tanto, como por ejemplo, el encontrar fallecidos en un accidente de tráfico y dar el comunicado a los familiares". Por eso, ante cualquier situación lo que debe tener un agente, ante todo, es "mucha empatía y saber escuchar". De su actual cargo siente en comparación a los anteriores que "tienes una mayor responsabilidad en la toma de decisiones" de las que intenta que siempre sean "las más adecuadas para todos y ajustadas a la legislación".

Su optimismo hace que afronte los días con mucha alegría, dejando en la puerta de casa los asuntos laborales para conciliar su vida familiar de la manera más plena posible. Y aunque es lo que más le gratifique, también es verdad que echa de menos un poco de tiempo para sí misma aunque no perdona sus "horitas" de deporte, "natación o GAP". Por todo lo que lleva encima dice, entre risas, que de volver a nacer sería "un gatito al que todos le mimasen mucho". Y es que bajo un uniforme, con armas y defensa, se encuentra ante todo Alicia, una mujer sencilla, alegre y sensible que se deja llevar por su afán de superación a pesar del sacrifico que suponga.

Al fin y al cabo su trayectoria es esa, "luchar por lo que uno quiere hasta conseguirlo".