Introducción

La llegada del verano implica la modificación de una serie de hábitos. Así como cambiamos la ropa abrigada por una más fresca, el resto de costumbres han de adaptarse a la nueva situación.

Las altas temperaturas tienen una gran influencia sobre determinados grupos sociales que son más vulnerables. Así, ancianos, niños o enfermos crónicos han de tomar una serie de medidas preventivas y hábitos que les ayuden a sobrellevar el exceso de calor.

Por ello, es necesario seguir una serie de recomendaciones y consejos ante el calor.

 

 

 

¿Qué podemos hacer para prevenir sus efectos?

  • Beber mucha agua, al menos 2 litros diarios.
  • Permanecer en lugares frescos, a la sombra o climatizados.
  • Cerrar las persianas y echar los toldos de las fachadas expuestas al sol.
  • No salir a la calle en las horas más calurosas del día.
  • Limitar las actividades en el exterior.
  • Evitar el sol directo.
  • Cubrirnos la cabeza con un sombrero o gorra.
  • Usar ropa ligera y cómoda de colores claros.
  • Utilizar calzado fresco y que transpire.
  • Realizar comidad ligeras.

 

 

¿Quiénes son más sensibles al calor?

  • Las personas mayores.
  • Los niños menores de cuatro años, especialmente los lactantes.
  • Enfermos crónicos.
  • Personas con sobrepreso.
  • Personas con discapacidades.

Especial riesgo corren aquellas personas mayores que viven solas o que son incapaces de adoptar medidas protectoras sin ayuda. En este caso las medidas preventivas deben empezar por aumentar su vigilancia, contacte con ellas al menos dos veces al día.

 

 

Alimentación

Los hábitos alimentarios son de gran importancia en las épocas veraniegas, tanto para evitar posibles intoxicaciones, más frecuentes en esta época del año, como para reponer a nuestro organismo del agua y demás componentes nutricionales que se pierden durante esta época.

Cuidar la alimentación en esta época es una herramienta eficaz para disfrutar en su plenitud de un verano y unas vacaciones saludables. He aquí algunos consejos que pueden ayudarle en esa tarea: 

  • Extreme las medidas de higiene. Es vital lavarse las manos con frecuencia, con agua y jabón, sobre todo antes y después de manipular alimentos frescos. Es necesario tener una correcta higiene en la cocina.
  • Consuma alimentos que hayan sido tratados de forma higiénica. No se debe consumir leche sin tratamiento térmico (cruda). Carnes, pescados y productos de repostería deben estar refrigerados o congelados.
  • Ha de ser especialmente cuidadoso con los alimentos que contengan huevo. En los bares y restaurantes es obligatorio el uso de ovoproductos en la elaboración de mayonesas, salsas, cremas, etc. En casa, debe adquirir y utilizar sólo huevos convenientemente envasados procedentes de establecimientos autorizados. Éstos deben conservarse en el frigorífico hasta el momento en que se vayan a utilizar, entonces, se debe lavar la cáscara y tener especial cuidado para que no caigan trozos de ella en el huevo.
  • Cocine correctamente los alimentos, ya que pueden estar contaminados por microorganismos que se pueden destruir cocinando adecuadamente. Deben ser consumidos inmediatamente después de ser cocinados, pues es la mejor manera de evitar la proliferación de gérmenes. No deje nunca alimentos cocinados a temperatura ambiente.
  • Evite el contacto entre alimentos crudos y cocinados. Un alimento cocinado puede volver a contaminarse al contacto con otro crudo o con objetos, como cualquier utensilio de cocina o mesa, que hayan estado en contacto con un alimento crudo. Si desea consumir pescado crudo, hágalo después de haberlo mantenido congelado durante más de tres días.
  • Beba exclusivamente agua potable. El agua potable no es sólo imprescindible para beber, sino también para cocinar y preparar los alimentos, especialmente aquellos que se vayan a consumir crudos, como las frutas o las hortalizas. No se debe beber ni usar agua procedente de los pozos que no esté potabilizada y se debe tener un cuidado especial con los hielos, que deberán hacerse exclusivamente con agua potable.

 

 

Hidratación

Con el calor, nuestro organismo pierde una importante cantidad de agua, por lo que es necesario reponerla:

  • Durante los días de mucho calor, refrésquese cada vez que lo necesite.
  • Beba agua abundante y asegúrese de que niños y ancianos también lo hacen, aunque no tengan sed.
  • Evite la realización de esfuerzos físicos en las horas de más calor.
  • Permanezca el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados.
  • Use ropa de colores claros, ligera y que transpire.

 

 

Exposición al sol

Durante el verano se incrementan las horas que pasamos en espacios abiertos, bajo el sol. Quemaduras, insolaciones, afecciones oculares, alteraciones del sistema inmunitario o el envejecimiento cutáneo prematuro son algunas de las consecuencias frecuentes de la elevada exposición al sol que se contempla en estas fechas.

Una de las consecuencias más dramáticas de este hábito es el cáncer de piel. En los últimos años, el aumento de los casos de melanoma es un claro indicativo de los peligros que comportan las excesivas radiaciones solares cuando no se toman las medidas oportunas.

Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad y Consumo, en 2003 se registraron en España 761 muertes por este tipo de tumor. Este organismo ofrece los siguientes consejos para una exposición al sol saludable:

  • Evite la exposición en las horas centrales del día (de 12:00 a 17:00 horas).
  • Evite las exposiciones prolongadas o dormirse al sol.
  • Proteja adecuadamente la piel, la cabeza y los ojos con ropa, sombreros y gafas de sol.
  • Utilice productos de protección solar adecuados a su edad, tipo de piel y zona del cuerpo en la que se aplican. Estos productos se deberán aplicar treinta minutos antes de exponerse al sol y se renovará su aplicación cada dos horas y después de cada baño.
  • Proteja particularmente a los niños, ya que son especialmente sensibles a los rayos solares. Debe evitarse que los niños menores de tres años se expongan al sol.
  • Si está tomando medicación, compruebe que ésta no afecta a la sensibilidad a la radiación ultravioleta.
  • La altura sobre el nivel del mar incrementa el riesgo de quemaduras solares en una proporción de un 4 por ciento cada 300 metros.
     

 

 

Zonas de baño

Las zonas de baño, como piscinas, parques acuáticos o el mar, son los lugares favoritos para disfrutar del verano y contrarrestar los calores propios de esta época. Pero también son lugares donde es necesario tomar una serie de precauciones

  • Para evitar lesiones, no se lance al agua en lugares desconocidos, en zonas con poca profundidad o desde una altura elevada o en lugares en los que pueda haber obstáculos como piedras, ramas o un exceso de bañistas.
  • Introdúzcase en el agua lentamente o bien tírese de pie varias veces antes de hacerlo de cabeza y, en este último caso, recuerde que los brazos deben situarse en prolongación del cuerpo para proteger el cuello y la cabeza.
  • Tenga cuidado con los posibles cortes de digestión (respetando el tiempo prudencial después de las comidas y duchándose antes de introducirse en el agua) y con infecciones o contagios.
  • Evite el consumo de alcohol antes de cualquier actividad en el agua.
  • Tenga especial cuidado con los niños cuando estos estén cerca de aguas recreativas, incluso cuando la profundidad sea pequeña.
  • En caso de que se produzca un accidente, y ante la necesidad de traslado, hay que inmovilizar el cuello, evitar movimientos de columna y avisar a un profesional para que realice dicho traslado, evitando en lo posible los vehículos utilitarios.

 

 

Golpe de calor

En aquellos casos en los que el organismo no es capaz de controlar su temperatura se produce el golpe de calor, cuyos síntomas son:

 

 

  • Calor.
  • Sequedad o enrojecimiento de la piel.
  • Aumento de la temperatura corporal y pulso rápido.
  • Dolor de cabeza intenso, confusión y pérdida de conciencia.

Se trata de una urgencia extrema que requiere atención médica inmediata. Mientras que éstaa se produce, mantendremos al paciente tumbado, en un ambiente fresco y refrescándole el cuerpo con paños de agua fría o cualquier otro método.

Pida información y consejo en su Centro de Salud acerca de las medidas suplementarias que debe adoptar si padece alguna enfermedad de riesgo o si tiene dudas sobre su medicación.