Cómo digerir mejor

Te presentamos algunos consejos que facilitan la digestión y el buen funcionamiento intestinal.

La vida moderna nos induce a hacerlo todo cada vez más deprisa: viajamos muy rápidamente, nos comunicamos instantáneamente, comemos deprisa, cocinamos con rapidez, escogemos alimentos congelados, precocinados... Pero las prisas y la vida saludable son antagonistas, especialmente en todo aquello que se refiere a la alimentación, siendo en muchas ocasiones responsables de alteraciones digestivas.

Las emociones y el sistema digestivo 

Sobre el proceso de digestión va a influir de un modo muy notorio el estado emocional y psíquico de la persona. Cualquier desajuste puede ser responsable de algún trastorno digestivo, que se puede manifestar de muy diversas formas, como náuseas, vómitos, disfagia, digestion lenta, hinchazón gástrica o abdominal, ardores gástricos, acidez, reflujo gastro-esofágico, diarrea, estreñimiento, meteorismo, dolor abdominal, hemorroides, etc.

Cuidar las emociones puede mejorar la digestión. Un estado anímico tenso y estresado puede afectar a los órganos digestivos, provocando gases, hinchazón y dolor gástrico y abdominal.

Un estado anímico irritado o agitado puede afectar el estómago o a los intestinos, pudiendo manifestarse como gastritis, ardor de estómago, vómitos, estreñimiento, úlceras, hemorragias digestivas...

Y un estado de excesiva preocupación, reflexión o de pensamientos obsesivos puede provocar digestiones difíciles, sensación de pesadez, hinchazón abdominal, deposiciones diarréicas, náuseas, etc.

¿Cuál es la mejor actitud a la hora de comer?

En el momento de comer, se debe procurar alcanzar una actitud tranquila, relajada, sin prisas y realizar la actividad sentados. Antes de empezar a comer, adoptar una actitud de agradecimiento por los alimentos que se van a ingerir puede ayudar.

¿Por qué es tan importante masticar bien todos los alimentos?

Es importante masticar bien los alimentos, a ser posible una media de 50 masticaciones por bocado. Este es un hábito muy poco instaurado en nuestra sociedad y difícil de adquirir, pero nos aporta grandes beneficios. Masticando bien se inicia el proceso de digestión en la boca, donde la saliva segregada hidrata los alimentos. Ésta contiene una enzima, la ptialina, que comienza a digerir los almidones. Además, las piezas dentales trituran los alimentos facilitando así las funciones del estómago.

Al masticar bien, damos tiempo a que llegue la sensación de saciedad y en consecuencia se come menos cantidad.

Favorecer un correcto funcionamiento del sistema digestivo repercute positivamente en la salud.