Desde hace unas décadas el peso corporal es uno de los temas que más interés despierta entre la gente. Se debe fundamentalmente a la cultura en que vivimos, que ha apostado por un cuerpo delgado y esbelto como canon de belleza, pero la obtención del mismo entra en conflicto con otros aspectos fundamentales como la salud.

 

 ¿Qué es lo que pesa en el cuerpo?

Situándonos a un nivel muy elemental, cuatro sustancias se reparten practicamente el 100% del peso:

 

  • Agua, 60-65%: situada tanto en el interior como en el exterior de las células, es la sustancia más abundante del organismo y por sus funciones absolutamente vitales se puede definir como el líquido en el que se baña la vida.
  • Proteínas, 12-18%: ejercen numerosas y fundamentales funciones: transporte, contracción muscular, inmunidad y, como enzimas, las reacciones químicas que en su conjunto denominamos metabolismo.
  • Grasas, 12-25%: en el caso de los hombres, entre el 12 y 13% y en el de las mujeres, alrededor de un 25%.
  • Minerales, 5-7%: ejercen funciones estructurales y reguladoras básicas. Son principalmente el calcio, fósforo, magnesio, sodio, etc.

¿Qué se puede reducir?

Los balances de agua, proteínas y minerales, es decir, la relación que se establece entre sus entradas y sus salidas, son muy frágiles. Por ejemplo, no se puede estar demasiadas horas sin beber, puesto que eso representa una amenaza para la salud e incluso para la vida.

Las dietas de adelgazamiento deberían incluir suficientes proteínas para intentar no perder masa muscular. A pesar de ello, una cuarta parte del peso que se pierde en una dieta de adelgazamiento correcta son proteínas. Si se pierde más cantidad de proteínas, la dieta se convierte en peligrosa: además del peligro de arritmias, la pérdida brusca de proteínas produce flaccidez muscular, que se traduce externamente en la piel, que se queda fláccida, descolgada y sin tersura.

Con las grasas las cosas son muy diferentes. Son las únicas que tienen un amplio margen de cambio. Las modificaciones de peso son, salvo casos excepcionales, prácticamente sinónimo de modificaciones de la cantidad de grasa.

Dietas peligrosas en la obesidad

Dieta vegetariana:

Se utilizan cereales integrales. Al ser a base de vegetales y, a veces, añadirse alimentos especialmente ricos en fibra o suplementos de fibra, hay un excesivo aporte de filatos, que se unen al hierro y al calcio, impidiendo su absorción, pudiendo favorecer anemia y osteoporosis.

Puede también darse una disminución de las lipoproteínas HDL (popularmente llamadas colesterol bueno). La falta de pescado y grasa de la leche puede producir déficit de vitamina D y la falta de alimentos de origen animal en general, carencia de hierro, vitaminas B y proteínas.
 

Dietas macrobióticas:

A base de cereales integrales, verduras y derivados de la soja. Se toma muy poco agua. No hay déficit protéico, pero sí de hierro y calcio.
 

Dieta Atkins:

Sólo se comen proteínas y grasas. No se ingieren glúcidos. Aumenta los cuerpos cetónicos en sangre, que producen falta de apetito, con lo que se ingiere menos y finalmente se baja de peso, pero principalmente por pérdida de masa muscular.

Los cuerpos cetónicos pueden llegar a producir daño renal y neuronal (sordera, por ejemplo). Aumentan el estreñimiento, el colesterol, los triglicéridos y el ácido úrico. La menor parte del peso perdido es a costa de la grasa. Cuando se deja la dieta, el peso vuelve a aumentar. Algunos de los efectos secundarios son crónicos e irreversibles.
 

Dieta disociadas:

No mezclan glúcidos con grasas o con proteínas. Separan pan, pasta, arroz, féculas, etc, de leche, fritos, carne, pescado...

Además, las frutas no se mezclan con las comidas. Algunas dietas disociadas pueden ser completas, pero lo que realmente produce el adelgazamiento es que la ingesta resulta menor, no la separación de los alimentos. No es un ejemplo a seguir.
 

Dietas desintoxicantes:

De las fresas, de la pera, del melocotón, etc. Si se siguen continuadamente se produce un deterioro del músculo del miocardio, pudiendo producir arritmias, por lo que se les considera dietas peligrosas.