Ernesto Sáenz de Buruaga (Se abre en ventana nueva)Lejos de esa imagen que transmitían los telediarios que dirigía y presentaba, Ernesto Sáenz de Buruaga es una persona cercana y bromista, sonriente, satisfecho con lo que hace. Transmite la impresión de que tiene todo el tiempo disponible para nosotros, aunque es martes por la mañana y está preparando su exitoso programa que se emitirá esa noche.

Texto: Alfredo Fernández Fotos: Fernando Sauce

Radio o televisión, ¿con qué medio se queda?

Con los dos. Empecé en la radio, me encanta y creo que le debo lo que he conseguido posteriormente.

¿Es posible la objetividad en un medio de comunicación? 

Es posible contar las cosas como las ves. Ni tú te enamoras de la misma mujer que yo, ni te emocionas del mismo modo ante una puesta de sol, ni reaccionas igual ante una película. Por lo tanto, hay que contar las cosas como las ves. De otro modo seríamos robots, y con un solo periódico, una sola radio o una sola televisión sería suficiente. Otra cosa es que una línea editorial marque unos intereses, y haya que seguirla, porque para eso está la propiedad.

¿Y se puede ser objetivo en una televisión pública?

Es posible ser honesto y contar las cosas como las ves. Yo decía "así son las cosas y así se las hemos contado", porque lo pensaba así. En una televisión pública hay que ser más exquisito en todo, porque el consejo de administración son los partidos políticos y la Asamblea.

¿Quién habla más de manipulación en España, la derecha o la izquierda?

Obviamente, la izquierda. Pero yo niego la mayor: si se manipula se hace en todas las televisiones o en ninguna. No es posible que se manipule en las de un lado y no en las del otro.

Entrevista a Ernesto Sáenz de Buruaga (Se abre en ventana nueva)Cuando se ejerce un cargo de responsabilidad informativa, ¿las presiones políticas son inevitables?

Si estás en la élite, tienes presiones. No sólo políticas, sino económicas, sociales, por razones de amistad. La presión es inherente a un cargo de alta responsabilidad en el periodismo. Lo importante es que las personas que estén en tu equipo no se vean afectadas.

¿Le afectan las críticas de sus enemigos?

A todo el mundo le afecta lo que dicen de él. Cuando me critican procuro saber de quién viene. Si se hacen desde un medio serio las leo. Lo he pasado mal a veces, al ejercer cargos importantes, pero ahora no tienen mayor transcendencia.

¿Dónde se encuentra más cómodo, presentado un informativo o un programa de debate?

Es indiferente. La adrenalina de un informativo es maravillosa. Un programa de debate es experiencia, tranquilidad, respeto... Es mucho más fácil hacer un debate que un telediario.

¿Cuáles son sus prioridades en la vida?

A día de hoy la prioridad número uno es toda mi familia: mi mujer, mi hijo, mis padres, que son ya mayores. Aprovechar lo más posible mi tiempo de ocio y de descanso. He estado 25 años en primera línea, en los que he ganado muchas cosas pero he perdido también otras. Ahora quiero recuperar el tiempo perdido en que se sacrificaron mi familia y mis amigos. He descubierto que hay otra vida maravillosa, al margen del periodismo, y la estoy disfrutando como nadie.

¿Cuál es el secreto del éxito de "Madrid Opina"?

Procuro que todos los telespectadores vean reflejada su forma de pensar en algún contertulio. Los primeros debates eran más polémicos y ahora se ha dejado paso a la reflexión, con unos invitados muy preparados. Eso hace que el programa sea más brillante.

Ernesto Sáenz de Buruaga (Se abre en ventana nueva)¿Alguna vez ha tenido que llamar seriamente la atención a un tertuliano?

En una ocasión se enzarzaron dos. Yo pensaba que, por su trayectoria y su categoría, tenían que dar ejemplo de educación y tolerancia. Se aclaró y nunca más ha habido problemas.

Entre tanto experto en economía en sus programas, ¿concluye que la crisis económica tiene arreglo?

No hay mal que 1.000 años dure, y yo creo mucho en que España es un país fuerte y que saldremos como hemos salido de otras. Mis tertulianos coinciden en que en este momento las medidas que se están tomando no son las adecuadas.

¿Qué ha supuesto para usted el Premio Bravo de Televisión que le acaban de otorgar?

Los premios son siempre el reconocimiento de un trabajo en equipo. La Conferencia Episcopal me lo ha dado a mí, a mi equipo, a mi programa, por ser ejemplo de un debate riguroso y plural, como recoge el acta. El argumento es suficiente como para valorarlo.

En diversas entrevistas publicadas usted manifiesta su condición de católico sin complejos...

Es que son cosas que ni me planteo ocultar, del mismo modo que si estoy casado o tengo un hijo.

¿No está mal visto?

Me es indiferente. En este momento hay una guerra entre laicismo y catolicismo, pero no la hay entre laicismo y budismo. Es ridículo. Cada cual tiene sus creencias y son todas respetables. Y yo, como soy católico, lo digo porque no tengo por qué ocultarlo. Sólo faltaba.

¿Hay tolerancia para todos en nuestro país?

La echo de menos en la política. Hasta los periodistas de distintos medios, que antes se llevaban muy bien, ahora parece que está mal visto que se les vea juntos cenando. Como decía Ortega y Gasset, "ser de derechas o ser de izquierdas es una de las infinitas maneras que tiene un hombre de ser imbécil". A mis amigos no les pregunto a quién votan ni me importa.

¿Le gusta Pozuelo?

Sí, porque vivo muchas más horas en Pozuelo que en mi casa. Es una ciudad que he visto crecer desde hace 22 años. Entonces era pequeña y la gente te preguntaba por la Estación, que era lo único que se conocía. Ahora se ha multiplicado tanto que es una ciudad estupenda.

¿Cambiaría algo de nuestro municipio?

A veces tardamos mucho para salir a las grandes carreteras. Creo que son los males lógicos de una ciudad que está a los alrededores de Madrid, pero con una calidad de vida impresionante.