Los gabytosCon sólo nombrarlos, los vecinos de Pozuelo de Alarcón saben quiénes son porque los han visto nacer y crecer en este municipio. Es más, hasta la parada del bus que está situada delante de su casa, en el Barrio de La Estación, se la conoce como la parada de "Los Gabytos". Y es que, este mes conocemos DE CERCA a una de las familias más queridas, no sólo aquí sino de puertas para fuera. Hemos crecido con las canciones de su padre y tíos, "Los payasos de la tele" o mejor dicho, los hermanos Aragón. Y desde hace 20 años, los hijos del mítico payaso Gaby y sobrinos de Fofó y Miliki, luchan por su profesión que no es otra que hacer reír a los más pequeños. Tarea nada fácil porque contagiar a los niños del siglo XXI del espíritu de ilusión que atrapaba a sus padres delante de la pequeña pantalla, con las actuaciones de Gaby, Miliki y Fofó, es una gran responsabilidad. La misma con la que asumen cada función y cada nuevo proyecto y que les permitirá cumplir, en 2015, 20 años sobre las tablas. ¡Felicidades!
 
"Los Gabytos" es el nombre de la nueva generación de "Los Payasos de la tele". ¿Quiénes formáis parte del grupo y cuál es vuestro objetivo?

Somos los hijos del payaso Gaby -Lara, Gabriel, Rodrigo, Gonzalo y Alonso- y dos de sus nietos, -Alejando y Punchi. La intención es mantener el trabajo que hizo nuestra familia durante años y recuperarlo para generaciones futuras. Intentamos revivir el humor blanco y limpio de aquella época y mantener la infancia un poquito más porque parece que ahora tengamos mucha prisa en que los niños sean mayores...

Formáis parte de la octava o novena generación de la familia de payasos más famosa de la historia de España,... ¿Cómo continuáis su legado?

Realmente no nos supone un gran esfuerzo porque son varias generaciones las que han ido conservando y transmitiendo las canciones de padres a hijos y a nietos. Canciones como "Susanita tiene un ratón", "Cómo me pica la nariz" o "Hola Don Pepito, hola Don José" son ya populares. En una ocasión, en un concierto que dimos en Miami, estábamos preocupados por si los niños no reconocían nuestras canciones y sin embargo, nada más salir al escenario y preguntar "¿Cómo están ustedes?", siguieron el espectáculo. Aquello, fue un ejemplo de que estas canciones siguen vivas después de tanto tiempo y que estos niños las han aprendido de sus mayores. Además estas letras se han interpretado en casi todos los idiomas. "Cómo me pica la nariz" se ha versionado hasta en japonés y hay otras que suenan hasta a ritmo de samba. O sea, están vigentes en todos los sitios. La reacción más brutal que hemos vivido ha sido en Argentina. ¡Se vuelven locos! Allí "papa y los tíos" son una religión.

Y su arte lo lleváis en la sangre...

El artista nace y se hace. Es una combinación de ambas porque en esta familia si no eres un poco artista, es algo raro. Lo único que también esto genera un problema porque mucha gente piensa que lo tenemos todo dado, y no es así. Pero ver al público cómo quieren a tu padre y a tus tios, es impresionante, y genera adrenalina. Mi padre y mis tíos se dedicaron a hacer feliz a la gente pero que pasen los años y todavía los recuerden es impresionante. A ellos la gente les tenía cariño, no eran un fenómeno fan. Aquí en Pozuelo también les querían muchísimo. El lechero, el panadero, etc. paraban en nuestra casa y hablaban con mi padre sobre la actuación que hubieran visto el día anterior en la televisión. Esto era un pueblo, pueblo.

¿Cómo llegastéis a Pozuelo?

Mi padre vino a buscar casa aquí porque iba a trabajar en los estudios de RTVE en Prado del Rey. Se dirigió a la zona de Montealina, pero se confundió y llegó a la Estación, por equivocación. Y desde hace 40 años es nuestra casa. Llevamos aquí desde el año 74 y hemos vivido mucho Pozuelo. Hemos estudiado en el San Juan Bautista, en el Acacias...

Y Pozuelo ha cambiado mucho en estos años ¿qué añoráis de aquel entonces?

Lo que más nos gustaba era que todo lo que necesitábamos lo teníamos al lado. Por ejemplo, a la hora de salir te encontrabas a tus amigos en los lugares de siempre. Salíamos mucho por el "Norte 1" o nos comíamos las mejores hamburguesas en el "Begoña". También íbamos al mercadito, a la Leonesa,... hacíamos vida de pueblo, había mucha familiaridad.

Vuestro padre, el payaso Gaby, falleció en 1995. ¿Qué recuerdos tenéis de él? ¿Y de la familia?

Para ser artista hay que nacer y ejercer y aún así, siempre estás aprendiendo. Por eso es importante tener mucha humildad... Mi padre no podía ver a un niño sufrir, y a nosotros nos pasa igual. Tenía una conciencia humana excepcional, tenía muchos valores que nos inculcó. Para nosotros era un genio. Nuestro padre adoraba Pozuelo y sus gentes. Le gustaba comprar en las tiendas del barrio, atender a todos siempre que se le necesitaba... y quiso morir aquí, en su casa. De hecho, está enterrado en el cementerio municipal de Pozuelo. Nosotros también hemos heredado ese amor por Pozuelo, y nos encanta. Sin duda que, de nuestros antecesores hemos aprendido que siempre lo más importante es la familia.

Los gabytosY sobre la unión familiar, ¿cuál es la receta para este éxito?

Ésta era la casa de reunión de los "Payasos de la tele". Aquí se juntaban todos para sus reuniones, ensayos y demás. Las mujeres también han sido buenas cómicas y las mejores ayudantes y críticas. Todas ellas controlaban a la perfección el trabajo de ellos. Se sabían los sketchs, los guiones... Ellas controlaban a la perfección el trabajo del equipo y estaban con él, unían no desunían. Con nuestras parejas hemos hecho lo mismo. Cuando hay una reunión de trabajo sólo estamos nosotros, las parejas pueden estar pero no opinan ni interfieren. El gran triunfo de ellos fue lo unidos que estuvieron siempre. Salieron al extranjero para trabajar durante tres meses y estuvieron juntos 35 años, y nosotros lo hemos sabido siempre. La pareja es primordial pero hay que saber diferenciarlo del trabajo. Somos un clan. Aquí el respeto es muy importante. Nuestro padre nos enseñó que todo el mundo estalla pero que a la media hora tenemos que pedir perdón y eso lo llevamos a muerte... El secreto de nuestra unión, además de que nuestro padre está muy presente, es mi madre. Ella dice o hace algo y ahí estamos todos. Nos pone las pilas a tope. Nosotros somos payasos por mi madre, más que por mi padre. Ella nos ha empujado a seguir porque en esta profesión han habido años muy difíciles.

Lo que os gusta es hacer reir a los niños, a las familias...

Es que de eso se trata. Por eso lo hacemos. Podemos estar malos, pasar malos momentos, pero nosotros salimos igual. Igualmente, si hay siete personas o 10.000 en el patio de butacas. La clave está en que no eres mejor por actuar para más o eres peor si hay menos espectadores. La función no se suspende nunca porque fuera te está esperando alguien que ha pagado su entrada y espera lo mejor de ti.

En las pasadas fiestas, pudimos disfrutar de su espectáculo en la Plaza del Padre Vallet ¿Cómo resultó la experiencia?

Fue muy especial actuar aquí para todas las familias. Nos encantaría hacer muchas cosas en Pozuelo porque tenemos un teatro que es de lo mejores de Madrid, por sus instalaciones, por la profesionalidad de su equipo... Después de la función del otro día en Padre Vallet, los vecinos nos están llamando y felicitando por el espectáculo, como lo hacían antes con mi padre. Algunos se sorprenden de que llevemos en Pozuelo toda una vida. ¡En la plaza de Padre Vallet coincidimos con amigos del colegio y de nuestra infancia y nos hizo mucha ilusión!