Desgraciadamente ahora la profesión está muy rara. Yo soy muy particular y como no me debo a nadie no trago con muchas cosas. Pero bueno, no paro. Leo, escucho música, veo muy poca televisión. En fin, una vida muy normal. Estoy esperando una serie con un papel precioso que si la hago ya os contaré. A mí lo que me gusta es trabajar. Yo empecé a trabajar a los 14 años. ¡Mi primera película es del 51!

Repasando la amplísima lista de películas en las que ha intervenido, ¿hay alguna de ellas que recuerde de una manera especial?

Grabadas tengo muchas. Yo he intervenido en 149 películas. Rodé en Francia, Italia, incluso en Vietnam, en Angola... Hay varias películas de las que guardo un recuerdo especial, pero esto es como con los hijos. Se les tiene cariño a todos. En general, estoy muy satisfecho de todas ellas.

Decía José Mercé en estas mismas páginas que echa en falta voces desgarradoras porque las que hay ahora son más light. ¿Cómo ve usted la actual generación de actores?

Actualmente yo creo que se produce un defecto. Se ha dado a entender que hay que actuar con naturalidad y eso es malo porque hay actores a los que no se les entiende. Ser un actor natural es bueno pero es complejo.

¿Cómo ha vivido la Gala de los Goya?

Tengo el número 38 de la Academia. Fui de los primeros. La gala la vi bien, algo diferente, cierta sorpresa con los premios... Yo me cuido mucho de ver las películas y siempre me apoyo más en la interpretación de los actores, de los protagonistas... Pero cada uno tiene sus gustos.

¿La bajada de espectadores de cine español a qué cree que se debe?

En general, creo que hay tantos canales de televisión y tantos programas que ocupan muchas horas, que la gente va menos al cine y se gasta menos dinero. La gente sale menos. No obstante, hubo una época gloriosa en el cine, en la que se hicieron grandes películas... Ahora también se hacen buenas, lo que ocurre es que antes había un porcentaje bastante alto de calidad.

Para usted ¿quién es el mejor actor o actriz del momento?

Pues no sé. Ahora mismo no se puede comparar ninguno con Francisco Rabal, Bódalo, Marsillach, Fernán González... No nos engañemos. Y con los secundarios de antes, para qué contarte: José Isbert, López Vázquez, Ozores... Yo trabajé con todos. Hay gente ahora mismo que está hablando y que ni se la entiende. No sé, es una monotonía... De todas formas, la profesión es muy difícil, te tiene que gustar mucho. Y lo importante es aprender. Yo he hecho de todo: de torero, de policía, de cura... y he trabajado con una gente maravillosa de la que aprendí muchísimo.

¿Qué les diferencia de los actores actuales?

Yo creo que primero se nace actor y luego hay que ser muy profesional. Aprender incluso hasta del que lo hace mal. A mí me encauzó mi familia, soy el pequeño de 8 hijos. Me llevaban al teatro de pequeñito y a mí me gustaba, además cantaba bien, recitaba en el colegio... y mis hermanos se dedican a otras cosas. Y luego, es muy importante ser honesto con tu trabajo. Cuando te dicen cámara y acción o se levanta el telón eso es sagrado: a la feria a por todo, hay que hacerlo bien.

Ahora proliferan las series de TV españolas. Usted ha trabajado en algunas que fueron todo un éxito, como Juncal o Compañeros. ¿Por qué cree que las series de TV españolas tienen más éxito que, en general, las películas de cine españolas?

Yo he trabajado en series como Juncal, el Súper, Compañeros o La Verdad de Laura. Es una salida para los actores porque se hace menos cine.

En los últimos tiempos los actores se han venido pronunciando sobre determinadas decisiones políticas. ¿Cómo valora este tipo de implicación?

Yo creo que es negativo, aunque cada uno tiene que hacer lo que sienta. Tú puedes expresarte a la hora de votar, o al menos así me educaron a mí. Yo si voy a una manifestación sólo es para estar a favor de las víctimas del terrorismo. Siempre estoy ahí porque es imperdonable lo que sufren, pero políticamente yo sé como pienso y se ha acabado, uno no se puede definir.

Si tuviera la oportunidad de hacer una película sobre Pozuelo de Alarcón, ¿cuál sería su hilo conductor?

Cuando era niño siempre oí hablar de una familia, la tía Dominica que vivía aquí, y Pozuelo siempre me sonó bien. Cuando decidimos venir a vivir aquí intentamos buscar y salió una buena ocasión y nos vinimos a esta zona de la Estación, que aquí me encanta, hace ya 15 años. Por eso yo haría una película con toda esa gente, como Antoñito, el del quiosco, sobre cómo ha ido cambiando el municipio a través de ellos. Sería interesante, sería muy de vivencias, porque esta zona de la Estación refleja mucho eso.

En sus paseos por el municipio habrá pensado alguna vez yo cambiaría o yo mejoraría ¿el qué?

Hay cosas que no se pueden cambiar fácilmente, como muchas calles que son difíciles de transitar o calles con doble sentido donde es complicado el tráfico y debería hacerse un estudio planificado. Se ha solucionado bastante, pero se podría mejorar. Otra cosa que no me gusta nada es que en el pinar que hay detrás de la estación hay una zona en la que aparcamos y está lleno de barro. Si lo rellenaran de piedra cabrían muchos coches y vendría muy bien.

¿Y qué es para usted lo mejor de Pozuelo?

Para mí, la gente. La gente de Pozuelo es muy amable, hay mucha educación... Lo que más me gusta de Pozuelo es su gente.